Posted by : Cristhian
jueves, 18 de diciembre de 2014
Y es que
normalmente los católicos solemos andar bastante desinformados de las cosas de
nuestra propia iglesia y en consecuencia aceptamos todas las bofetadas que nos
sueltan, encima convencidos de que nos las merecemos. Pues no. Ni mucho menos.
Lo que mejor hemos aprendido es a poner la otra mejilla, callar, y aguantar
todos los improperios. Pero se nos olvida que también el evangelio dice que “la
verdad os hará libres”, y hay que decir la verdad de las cosas, verdad por
cierto que no todos pueden escuchar con la misma alegría.
Llevamos toda la vida aguantando la historia de las cruzadas y la inquisición.
De las cruzadas sólo una cosa diré: que nosotros estábamos primero, que el
islam nos echó de allí y no pacíficamente, y que las cruzadas no eran otra cosa
que recuperar lo que nos robaron y garantizar a los peregrinos el acceso a los
santos lugares. Es decir, estás tan tranquilito en los Santos lugares, viene el
islam y conquista lo que es tuyo, y cuando decides recuperar lo que te es
propio, encima el malo eres tú. ¿Que se recuperó con sangre? Claro. Es que las
cosas se hacían así. A mandobles. Sobre todo porque cuando al morito le decías
que se vaya usted que esto era mío, el morito no sólo no se iba sino que si
podía te rebanaba el gaznate con la cimitarra. Cosas que pasaban.
Llevamos toda la vida aguantando los supuestos muertos de la inquisición.
¿Cuántos en toda Europa? 10.000? 20.000? 30.000? 50.000? Estudios muy serios
afirman que en España, entre 1540 y 1700, murieron víctimas de la hoguera nada
menos que 59 personas. Pero es igual, aunque fueran cien veces más. Los más
discretos calculan en cinco millones las víctimas de la represión de Stalin, de
las cuales 1.500.000 fueron ejecuciones directas. Y en cuatro días como el que
dice. ¿Y a estas alturas van a venir el ateísmo militante, los agnósticos, a
llamarnos asesinos a nosotros?
Nos faltan formación e información. Nos falta saber decir las cosas como son.
Por ejemplo, que las víctimas del ateísmo en el mundo superan todo lo
inimaginable y sin necesidad de salir del siglo XX.
Necesitamos formarnos y conocer las cosas. Tener argumentos. Si lo que uno
escribe a alguien le sirve para estas cosas, o nos anima a formarnos e
informarnos mejor, pues bendito sea Dios.
Por Jorge de Profesion, Cura.