Posted by : Cristhian martes, 28 de octubre de 2014




Representa uno de los recursos más explotados por las sectas para asustar a los católicos y llevárselos a sus grupos, manipulando la Biblia y la historia.

Hagamos un examen más serio del tema y veremos como las sectas son las que tienen que temblar, juntamente con su patrocinador, el imperio norteamericano.
Mientras por un lado las sectas hablan de amor, entrega a Cristo y santidad, por el otro inyectan odio profundo hacia todo lo que es católico y especialmente en contra del Papa, identificando a la Iglesia Católica y al Papa con la bestia del Apocalipsis. Naturalmente la finalidad de todo esto es crear en los católicos un complejo de inferioridad, para empujarlos a salirse de la Iglesia y a pasarse con ellos en busca de la salvación.

Pues bien, ¿qué hay de cierto en todo esto? Nada. En realidad, nunca el libro del Apocalipsis habla en contra de la Iglesia que fundó Cristo y de su jefe visible, Pedro y sus sucesores. Los que tienen que temblar frente al mensaje del Apocalipsis, son precisamente los enemigos de esta Iglesia y de su jefe visible, llamados "anticristos" por el mismo San Juan (1Jn 2,18 19), es decir gente que sale de la Iglesia de Cristo y la ataca.

AL TIEMPO DE SAN JUAN


Como todos los libros de la Biblia, antes que nada el Apocalipsis tiene un mensaje inmediato para los cristianos contemporáneos al autor (fines del primer siglo después de Cristo).

Consuelo y aliento

Es un mensaje de consuelo y aliento para los cristianos que se encuentran en una dura persecución. Ya casi todos los apóstoles han muerto en forma violenta; así también muchísimos cristianos. Ni han faltado traidores.
San Juan se pregunta: "¿Qué pasará con la Iglesia de Cristo"? Y llega la respuesta:

"La bestia que era, ya no es" (Ap 17, 11).
"Cayó, cayó la gran Babilonia" (Ap 18,2).

Son como un eco de aquellas palabras de Jesús:

"Los poderes del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16,18).

Mientras tanto, ¿ qué hay que hacer?

"Quien está destinado a la cárcel, irá a la cárcel: quien está destinado a muerte de espada, perecerá por la espada. Para los santos, es la hora de la perseverancia y de la te" (Ap 13,9-10).


La Iglesia y la bestia

Se trata de un enfrentamiento entre la Iglesia de Cristo (los santos) y el imperio romano, representado bajo los símbolos de la bestia, la mujer, la ramera o la gran Babilonia. Por la historia se sabe claramente que fue el imperio romano, que persiguió a la Iglesia de Cristo. Fueron los emperadores romanos, quienes mataron a San Pedro, a San Pablo y a los demás cristianos por su fidelidad a Jesús. Seguramente no fueron San Pedro ni sus sucesores, que mataron a los miembros de la Iglesia de Cristo, lo que quieren dar a entender las sectas.

"Se le concedió hacer la guerra contra los santos y vencerlos. Se le concedió poderío sobre la raza, lengua y nación" (Ap 13,7).

Todos entienden que se está hablando del imperio romano y no de la Iglesia que fundó Cristo, aunque en la misma ciudad de Roma tuvieran su sede principal sea el jefe de la Iglesia que el jefe del imperio.

"¡Que la gente entendida haga el esfuerzo! Las siete cabezas son las siete lomas, en que la mujer está sentada". (Ap 17,9).

Y las sectas ¿qué hacen? Basándose en esta cita bíblica, quieren concluir que la bestia es el Papa, por el hecho de que el Papa vive en Roma, como si en aquel tiempo Roma fuera identificada con el cristianismo por residir allá su jefe visible. Lo que evidentemente es falso.


La segunda bestia o falso profeta

Se trata de las religiones paganas, que son apoyadas por el imperio y están a su servicio.

"Esta aprovecha todo el poder de la primera bestia y está totalmente a su servicio. Ella hace prodigios maravillosos" (Ap 13,12 13).

Evidentemente también satanás tiene un cierto poder y lo utiliza para confundir las cosas y apartar a la gente del verdadero Dios.


La estatua de la bestia

Se trata de algo simbólico. En concreto, se trata de los ideales y los símbolos que identifican al imperio; las estatuas del emperador, el reconocimiento de Roma como una divinidad y la aceptación de su manera de sentir y vivir. Pues bien, los que aceptan este conjunto de creencias y valores paganos, son auténticos ciudadanos romanos: los demás tienen que desaparecer.

"Se le concedió dar la vida a la estatua de la bestia, la cual Puede hablar y ha logrado que quienes no adoren esa imagen, sean muertos" (Ap 13,15).


La marca de la bestia

¡Cómo se aprovechan las sectas de este tema para asustar a la gente e inyectar odio contra el Papa! Dicen: "El Papa trae la marca de la bestia. No lo vean ni lo escuchen". Verdaderos tramposos que manipulan la Biblia para sus intereses personales.

Pues bien, ¿de qué se trata en concreto? Evidentemente no se trata de una marca física sino simbólica; es decir, los que aceptan los ideales paganos de la Roma imperial, es como si llevaran una credencial especial, que les ofrece todo tipo de garantía.

"Ha logrado que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente: ya nadie podrá comprar ni vender, si no está marcado con el nombre de la bestia o la cifra de su nombre" (Ap 13,16 17).


La cifra del nombre de la bestia: 666

Dando el valor numérico a cada una de las letras que componen las palabras Nerón César en hebreo, tenemos el número 666. Lo de "Vicarius Filii Dei" (Vicario del Hijo de Dios) es un cuento y nada más, inventado y utilizado por las sectas. En realidad, nunca se usó esta expresión, sino "Vicarius Christi" (Vicario de Cristo) y mucho tiempo después. Además San Juan no manejaba el latín, sino el griego y el hebreo. Y por fin la expresión "Vicarius Filii Del" no da 666, sino 664, puesto que en la palabra VICARIUS, la primera parte VI es igual a 6 y la última parte IV es igual a 4, mientras las sectas cuentan siempre 6 en los dos casos, lo que representa un error evidente.

APLICACIÓN A LOS TIEMPOS ACTUALES

Hasta aquí hemos visto el sentido inmediato de todo lo que se refiere a la bestia, teniendo presente la situación concreta en que se encontraba la Iglesia al tiempo de San Juan. Como hemos visto, no hay nada en contra de la Iglesia que fundó Cristo, sino más bien se habla en contra de alguien que está en contra de la Iglesia que fundó Cristo, y en concreto en contra del imperio romano, representado bajo los símbolos de la bestia, la mujer, la ramera y la gran Babilonia.

Ahora vamos a hacer una aplicación a la situación actual, tratando de descubrir cuál es la verdadera Iglesia de Cristo y cuáles son las fuerzas que están intentando destruirla, como sucedió al tiempo de San Juan.


La verdadera Iglesia de Cristo

Evidentemente se trata de la Iglesia Católica. En realidad, Cristo fundó una sola Iglesia que llegará hasta el fin del mundo (Mt 16,18; 28,20).

Históricamente se demuestra que se trata de la Iglesia Católica, puesto que sólo ella arranca desde Cristo y puede demostrar su presencia continuamente a lo largo de los siglos, mientras las sectas empezaron después.

Lo de la apostasía es un pretexto y nada más. Lo que la palabra de Dios quiere decir es que siempre habrá apostatas, es decir traidores; no quiere decir que se acabará la Iglesia fundada por Cristo, para dar origen a otra u otras supuestamente mejores. En efecto, desde un principio hubo gente que se salió de la Iglesia y luchó en contra de ella. Pues bien, la Biblia no dice que estas personas lograrán acabar con la Iglesia de Cristo. "Habrá falsos profetas y falsos cristos (Mc 13,21-22); habrá anticristos (Jn 2,18 119); habrá lobos rapaces (Hech 20,29); habrá fuerzas políticas y religiosas que la atacarán (Ap 13,7, 12 113); pero la Iglesia no sucumbirá, sino que seguirá siempre adelante con más vigor, confiando en aquellas palabras de Cristo:

"Yo estaré con ustedes, todos los días, hasta que termine este mundo" (Mt 28,20).

Además ¿dónde dice la Biblia que, después de la apostasía, habrá una nueva Iglesia, supuestamente mejor que la que fundó Cristo? He aquí lo que dice la Biblia a este propósito:

"Antes que venga Cristo, habrá la apostasía" (2Tes 2,3).

No dice la Biblia que primero habrá la Iglesia fundada por Cristo, después habrá la apostasía y después habrá otra Iglesia mejor. Naturalmente, cada secta afirma que esta nueva Iglesia corresponde al propio grupo. Lo que es un pretexto y nada más, para justificar la propia existencia. En efecto, la Biblia habla de una sola Iglesia, que arranca desde Cristo y los apóstoles y llegará hasta el fin del mundo, y esta Iglesia históricamente se demuestra que es la Iglesia Católica. Todo lo demás es puro cuento y nada más.


La Iglesia Católica y el imperio (la bestia)

A lo largo de la historia, siempre la Iglesia de Cristo ha tenido que enfrentarse a la bestia; es decir, a la acción destructora del pecado, representada por ciertas ideologías, gobiernos o las limitaciones de sus mismos miembros.

Actualmente, una de las aplicaciones podría ser la siguiente: por un lado tenemos a la Iglesia Católica con su lucha en favor de los pobres y de los grandes valores (el respeto por la vida, la ecología, la familia, la paz ... ) y por otro, tenemos al imperio norteamericano con su afán de lucro y de dominio, por encima de cualquier principio de justicia o moralidad.
Imbuido por el espíritu calvinista, que pone el éxito por encima de todo, considerado como una señal del favor de Dios, el imperio se siente depositario de una misión divina para regir los destinos del mundo en nombre de Dios (¿Cuál Dios?), interviniendo y aplastando cualquier intento de insubordinación, precisamente al estilo del imperio romano, Y todo eso, para acrecentar más su poderío.

"Se le concedió poder sobre toda raza, pueblo, lengua y nación" (Ap 13,7).

Al no coincidir sus ideales con los de la Iglesia Católica profundamente interesada por los auténticos valores del hombre y la promoción de su dignidad sin distinción de credo, raza o cultura, es lógico que el imperio decida acabar con la Iglesia, como sucedió al tiempo de San Juan.


Las sectas: Segunda bestia o falso profeta

Reciben el apoyo del imperio y sirven a los intereses del mismo, creando una falsa ilusión de religiosidad, promoviendo los valores del imperio (el éxito, el interés personal, etc.) y haciendo más aceptable y hasta providencial su yugo.

Por eso atacan a la Iglesia Católica sin ningún escrúpulo, calumniándola, manipulando la Biblia y la historia e inventando cualquier cosa para confundir a sus miembros y llevárselos a sus grupos.

Para ellas, la Biblia es una droga para adormecer la conciencia de los pobres y distraerla de los verdaderos problemas del hombre y de la sociedad.


La estatua de la bestia

Son los ideales y los símbolos del imperio el dólar, el negocio, el lucro como motor supremo de la economía, el poder y el placer como principios absolutos de vida (véase el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la intervención armada para proteger los propios intereses, un completo relativismo en materia moral y religiosa para justificar cualquier fechoría... ), etc.

Los que aceptan todo esto, son los verdaderos ciudadanos del imperio y gozarán de su plena protección; los demás están destinados al fracaso.


La marca de la bestia

Es como si los servidores del imperio llevaran un pasaporte o una credencial especial, que los acreditara como miembros, amigos o simpatizantes del imperio. Tendrán todas las garantías. Para los demás, el repudio y la muerte.
Es lo que sucedió en El Salvador, C.A., durante el último conflicto armado. Los que conseguían alguna credencial protestante, no eran molestados por el ejército , los que tuvieran aunque fuera solamente una Biblia católica, eran considerados como sospechosos y a veces eran ejecutados sin más consideraciones.


Conclusión

Siempre habrá una lucha entre el bien y el mal, Dios y satanás, los valores del Reino y los del mundo. Todos estamos metidos en esta lucha, a veces en un bando y a veces en otro. Así que el Apocalipsis nos cuestiona continuamente: ¿Con quién estás? ¿Con Dios o satanás?"

La manera de ver el problema de parte de las sectas es muy superficial, antibíblica y antihistórica. De todos modos, si quieren que juguemos con las mismas cartas, aquí está la respuesta: el imperio norteamericano es la bestia y las sectas son la segunda bestia o falso profeta, siempre en lucha en contra de la Iglesia de Cristo, germen e instrumento del Reino de Dios en este mundo. ¿Cómo les quedó el ojo?




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