Posted by : Cristhian
lunes, 3 de noviembre de 2014
Primera parte: el satanismo en nuestra sociedad
— ¿Qué es una secta satánica?
— Un grupo que en su finalidad lo que hace es adorar al Diablo, le rinde tributo. El modo de hacerlo es variado, pero muchas veces consistente en ensalzar la depravación en todas sus formas, morales, sexuales, anti-sociales, anti-eclesiales, etc., con rituales propios o bien haciendo burla y parodia de rituales cristianos. Es conocido, y se ha dado la alerta en varias ocasiones del robo de formas consagradas, raras veces asaltando el Sagrario, pero más comúnmente tomando la comunión en la mano y guardándola en el bolsillo para posteriormente en un ritual satánico hacer uso de ella contra Cristo.
— Vaya. El Diablo está por ahí metido, ¿no?
— Sí, por supuesto, pero no es el único sitio. Como dice el sacerdote Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, grandísimo conocedor por lo tanto de la actividad del Diablo, «el Diablo es muy inteligente, conserva su inteligencia a pesar de su rebeldía angélica. Está en todas partes, en todas».
— ¿Es el modo más común de intervención del Diablo el de las sectas satánicas o hay otros modos?
— El modo más común no es el del satanismo, y lo acabamos de ver con las palabras del padre Amorth. El Diablo tiene dos modos de actuar, el ordinario y el extraordinario. El ordinario es por medio de las tentaciones, atacándonos también por medio de la desesperación, el odio, la pérdida de la fe que conduce al absurdo de la vida, también por la seducción del mundo, el enaltecimiento del orgullo, y el gusto por lo macabro, la muerte. El actuar extraordinario del Diablo es por medio de las tentaciones contra el espíritu, tentaciones que han tenido muchos santos, y no santos, que absorben todas las fuerzas del sujeto que las padece, o también lo que serían los maleficios, las vejaciones al cuerpo, enfermedades provenientes de su actuación, infestaciones de lugares o animales, obsesiones demoníacas y contra Dios, la Virgen y los santos, y por supuesto la posesión diabólica. Veremos luego un caso de posesión en la parte final del programa, con el comentario a una película.
— ¿Cómo pueden atraer a alguien? ¿Qué quieren las personas que van a estos grupos?
— Esta es una respuesta muy compleja, pero podemos poner algunos elementos a modo de pinceladas: Obtener ventajas materiales, obtener dinero, incluso con perjuicio de otras personas, robar, en definitiva, prosperar a fuerza de entrar en la sociedad oscura, satánica, o quizás en la esperanza de lograr del Diablo aquello que deseo. Codicia en definitiva. Ser contestatario con la sociedad, las leyes, las iglesias, pero hacerlo de modo excéntrico y transgresor.
Hay también elementos de necrofilia, de gusto por la muerte, lo horrendo, lo pavoroso... quizás por miedo a todo ello, quizás para huir de todos esos miedos a morir, que en algún tipo de persona puede llevarle a este extremo tan contrario. A veces puede darse como respuesta a traumas de la infancia. Pueden ser personas que desean adquirir poderes, que por medio de conjuros, sortilegios, magias y contacto con el Diablo desean ser poderosas, vengarse de alguien, etc. Algunas personas pueden encontrar en estos grupos la posibilidad de saciar sus desviaciones sexuales por medio de rituales sin normas, mediante experiencias anómalas.
— Y qué nos dices de las películas, algunos grupos de rock satánico, juegos violentos de videojuego, de rol incluso... eso también forma parte del ambiente satánico, ¿no es así?
— Bien, bien, eso es. Una pregunta muy inteligente, de acuerdo, y vamos a juntar esta respuesta con la anterior que acabamos de indicar. Aquí voy a apuntar lo siguiente: en el satanismo no se cae de un día para otro, como cualquier entrada en algún grupo nuevo la entrada es lenta, muy lenta, y puede llevar años habiendo empezado en la niñez, en la juventud, por eso todos los elementos que has mencionado: música, juegos, son claves para la posterior caída en un grupo satánico.
— ¿Por qué?
— Pues porque existe lo que podemos llamar ambientes satánicos, que de sano nada tienen, y nos estamos refiriendo a: Ambientes esotéricos, mágicos, ocultistas, cartomancia, astrología, habituarse a estas ideas, practicarlo, y a partir de ahí ir poco a poco experimentando más y más. También la participación en reuniones espiritistas, usando la ouija, donde más que los muertos, quienes intervienen son los espíritus demoníacos y donde hay a veces participantes en esas sesiones de nigromantes, o sea, de personas que entablan relación con lo oculto, lo diabólico.
La búsqueda de curanderos, y de ahí pasar a buscar las soluciones de salud, terapéuticas, en la magia negra, en brujas que pueden encontrarse también en zonas rurales, invocando a demonios. Y también el recurso a maleficios, males de ojo, rituales de magia negra por venganza, etc. Y también la atracción de mitos que tienen en los jóvenes algunos cantantes transgresores, músicos de rock, sonidos fuertes, estridentes, canciones de corte satánico, que blasfeman, llaman al suicidio, a beber sangre, a matar y asaltar cementerios, a la violencia, el homicidio, la perversión sexual, el consumo de drogas, la necrofilia y los pactos con el Diablo. Y lo mismo se puede decir de ciertos juegos violentos, cómics, o juegos de rol, que alguno iremos viendo en este programa de radio, donde al público juvenil le llegan mensajes de conseguir por medio del mal lo que ellos en esas edades desean, que es desarrollarse al máximo, están creciendo, quieren comerse el mundo, están explorando toda la vida que tienen por delante. Y pueden elegir el modo incorrecto para hacerlo.
— O sea, que parece que hay muchos elementos de enfrentamiento con lo establecido, de ruptura, ¿no?
— Sí, para muchas personas su opción no es tanto no creer, ser ateo o indiferente, sino más bien ser agresivo contra la religión, que casi siempre es la religión católica. Esto es muy curioso. Estos elementos los encontramos en el satanismo, pero también fuera de él. Antes hemos visto si el Diablo está más o menos dentro o fuera de estos grupos, los grupos satánicos, y yo me atrevería a decir, que tal y como es el Diablo, que tira la piedra y esconde la mano, muy inteligente, que es acusador, como dice de él la Biblia, pero luego desaparece, no se deja ver cuando hay que pedir responsabilidades, el Diablo actúa mucho sin dar la cara. Nuestras sociedades en esto son muy diabólicas en ir contra la Iglesia, hay ahí elementos satánicos.
El satanismo es agresivo, es muy ególatra, egoísta en extremo, el hombre por encima de toda la creación, y por encima de cualquier hombre, sin más ley que mi propia ley... Por lo tanto, lo satánico, y acabo con la frase de Gabriele Amorth que citaba al inicio, está fuertemente metido en el pecado de origen del hombre, el ser como dioses, el pecado de la serpiente del Génesis, y actúa en toda la sociedad y en todo hombre, no sólo en los grupos satánicos.
Segunda parte: posesiones y exorcismos, a partir de una película
— En la sección «Literatura, cine, música y mucho más», nos traes una película sobre el Diablo, basada en hechos reales, ahora nos contarás más, por lo que seguimos con los temas satánicos en el programa de hoy. ¿Qué película es?
— La película es «El exorcismo de Emily Rose», del año 2005, y la verdad es que no es una copia más de la conocida «El exorcista», que seguro les suena a todos ustedes. Ambas se basan en un caso real, pero en «El exorcismo de Emily Rose», el relato cinematográfico se acerca mucho más a los hechos ocurridos.
— Sí, eso es. Una película escalofriante, muy impactante y sobre todo porque se basa en hechos reales. Pero a ver, antes de entrar en los hechos háblanos de la película.
— De acuerdo. Pues en la película tenemos la historia de una chica, Emily Rose, que sufre al parecer una posesión demoniaca. Tras practicársele una serie de exorcismos, que fracasarán, morirá de inanición, de hambre. El sacerdote exorcista, el padre Moore, será juzgado y acabará en la cárcel. Se le juzga por prácticas medievales, creencias absurdas, pero sobre todo, porque pudiendo haber obligado a comer a Emily, parece que no lo hizo, debiendo haber dejado el caso en manos de médicos especialistas, psiquiatras, ya que según el fiscal la niña sólo tenía epilepsia y psicosis.
— ¿Qué más ocurre?
— Sí, tenemos además en la película a una abogada defensora del sacerdote, agnóstica, que quiere prosperar profesionalmente con un caso judicial como este que le presentan en su bufete. Esta abogada intentará demostrar la inocencia del sacerdote, buscando si no la existencia del Diablo, sí al menos buscando una duda razonable, lo cual conseguirá, y mostrando que el sacerdote hizo todo lo posible según sus propias convicciones. Curiosamente, esta abogada, acabará dudando de si verdaderamente el Diablo actuó y poseyó a la pobre chica, ya que algunos fenómenos misteriosos empiezan a ocurrirle a ella misma. Y a muy grandes rasgos esto es lo que se nos cuenta en esta película, «El exorcismo de Emily Rose», pero no vamos a extendernos en la ficción, hagámoslo mejor en los hechos reales si te parece.
— Sí, de acuerdo, pero antes dinos, el espectador que vea esta película, ¿qué pensará de lo sucedido a Emily, cómo resuelve el director lo que pasó realmente?
— El espectador sale después de ver la película dudando de qué es lo que realmente pasó, y así es como los hechos han quedado, en la duda: ¿hubo o no posesión diabólica? El director no se decanta por ninguna opción y deja en suspenso abiertas todas las posibilidades, tanto por parte del personaje de la abogada agnóstica, que duda al final, como del mismo tribunal, que a pesar de la condena estará dividido en su decisión.
— Pues si te parece pasamos ya a los hechos, que según me has dicho, como suele ser habitual, superan a la ficción, ¿no?
— Sí, la superan con creces. Voy a intentar documentarles un poco más ante lo que realmente pasó durante aquellos años, los años de una jovencita, los años que van desde los 16 años a los 23, edad en la que murió Emily Rose, cuyo nombre real era Anneliese Michel. Anneliese Michel nació en Alemania, en 1952, en Baviera, y a los 16 años parecía sufrir de diversos ataques epilépticos, lo que la llevaron a ser ingresada en un hospital un psiquiátrico, pero tras ser imposible por los médicos diagnosticar una enfermedad mental, los padres, creyentes católicos, decidieron buscar un sacerdote exorcista. Durante este tiempo la muchacha decía oír voces que le decían que acabaría en el Infierno, y a ver visiones demoniacas, a veces mientras rezaba.
El obispo rechazó la posibilidad de realizar un exorcismo en varias ocasiones, a pesar de las peticiones de la familia e incluso de un sacerdote, que no veía normal el comportamiento de Anneliese. La Iglesia, por medio del obispo, siempre guiada por su extrema prudencia, pidió se dedicaran dos años para realizar un seguimiento del comportamiento de la joven.
— ¿Y qué pasó en este tiempo?
— El comportamiento era totalmente grotesco: Anneliese insultaba, blasfemaba, era violenta en extremo, decía que los demonios le impedían comer alimentos normales, y se alimentaba de insectos, moscas y arañas, y tragaba carbón; bebía sus propios orines y dormía en el suelo en lugar de hacerlo en la cama. Muchas noches las pasaba aullando como un lobo y rompía los crucifijos, los cuadros de Jesús y los rosarios que había por la casa. Estos y otros muchos acontecimientos llevaron en el año 1975 a que el obispo de Wurzburgo, Joseph Stangl (obispo que consagró como obispo a Joseph Ratzinger), asignara a dos sacerdotes para realizar un exorcismo, el padre Arnold Renz y el padre Erns Alt.
Durante el exorcismo, y ante la petición de que los demonios dijeran sus nombres, estos dijeron ser Lucifer, Judas Iscariote, Nerón, Caín, y Hitler entre otros nombres, que también llegó a mencionar. En uno de los exorcismos dos demonios discutían al tiempo entre sí, lo que daba lugar a que la joven Anneliese hablara al mismo tiempo con dos acentos distintos, dos voces, que a veces se superponían. Se practicaron 67 sesiones de exorcismo a Anneliese, una o dos por semana, desde el 1975 al 1976. Los fenómenos que acompañaron a las sesiones fue el hablar en lenguas desconocidas, ataques de enorme fuerza que obligaban a reducirla por parte de varios hombres, los crucifijos de la habitación se daban la vuelta y las ventanas a veces se rompían en pedazos....
— ¿Y se consiguió algo? ¿Quedó liberada?
— Anneliese rechazaba el comer, de ahí que acabara pesando unos 31 kilos al final de sus días, y el 30 de junio de 1976 se le realizó el último ritual de exorcismo, porque murió de desnutrición y deshidratación, unida a fiebre y neumonía al día siguiente; sus últimas palabras para los sacerdotes era la petición de que la absolvieran, y le decía a su madre que tenía miedo.
— ¿Qué pasó entonces?
— Se tardó dos años en preparar el juicio, y tanto los padres de la joven como los dos sacerdotes fueron juzgados como culpables bajo el cargo de homicidio por negligencia. La sentencia dictaminó que la joven sólo sufría epilepsia, y que esta epilepsia derivó en psicosis. Los acusados hubieron de pasar 6 meses de cárcel y libertad condicional durante dos años. Tras los hechos la Conferencia Episcopal Alemana afirmó que Anneliese Michel no estaba poseída. Por otro lado se ha descubierto años más tarde que información de tratamientos que se le hicieron a Anneleise no fue recogida en el juicio, como que los Electros que la hicieron, tres, nunca revelaron epilepsia, y que la medicación que se le daba sin serlo, la estaba dañando mentalmente, al no necesitar esa medicación.
— Muy extraño, ¿no? ¿No dijeron en el juicio que sufría epilepsia y psicosis?
— Hay algunas dudas fundamentales abiertas. No está claro el diagnóstico de lo que le pasaba a la pobre Anneliese. Esa es la verdad. A ver, la ciencia, ante ciertos fenómenos como los comentados, ¿qué acaba diciendo? Los cataloga como episodios psicóticos, nunca dirá que es una posesión, pero porque científicamente no es posible dar una explicación de una presencia demoniaca, un ser que está por encima de la naturaleza, dirá que es algo que la ciencia aún no ha descubierto, y ahí queda, aunque muchas veces, por algunos neurólogos y psiquiatras, se diga sin saber qué es, que no es posesión por un ente demoniaco, aunque actualmente esta sintomatología, se define dentro de la psiquiatría como trastornos disociativos de trance y posesión (DSM-IV), sin saber dónde está la causa, sino sólo relatando la sintomatología. La ciencia puede llegar hasta donde llega, seamos cautos, y quedémonos en la duda. Hasta ahí la ciencia. Y esto no se hizo en el juicio, la ciencia se extralimitó, cuando hoy en día la duda persiste en este caso.
— Vaya, y a ver, ¿es posible que Dios permita que esto ocurra? ¿Con qué fin puede pasar esto, una posesión diabólica?
— Para los cristianos la respuesta no es definitiva, forma parte del «misterio de la iniquidad», que Dios disponga que el Diablo siga teniendo actividad e influjo en el mundo, aunque como dice el Catecismo de la Iglesia, «el que Dios permita la actividad diabólica es ciertamente un gran misterio, pero nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que le aman (Rom 8,28), (CEC 395), es decir, su poder no es completo, está encadenado. Santo Tomás de Aquino ya expresó cómo el Diablo no podía jamás llegar a la intimidad del alma, allí donde sólo llega el Espíritu Santo y la gracia de Dios. En la película se apuntan algunas reflexiones, y volvemos a la película, allí se dice que quizás para servir de alarma, un aldabonazo a una humanidad que olvida a Dios y lo sobrenatural... recordemos a la abogada agnóstica, que acabará dudando, y a un psiquiatra, que asistirá al primer exorcismo, que no hemos mencionado, y que entrará en crisis de fe volviendo a recomponer su vida de oración.
Digamos además que la influencia del Diablo puede ocurrir por varias causas, o porque uno se adentra en su territorio, como hemos mencionada hace un rato en la otra sección del programa hablando del satanismo, o bien porque Dios lo permite, uniéndonos a la Cruz de Cristo, como expiación. Vamos a tomar las palabras del padre Ernst Alt, uno de los sacerdotes que participaron en el exorcismo de Anneliese: «Estoy convencido de que estamos tratando aquí de un caso de posesión expiatoria. El único consuelo es que por medio de este espantoso sufrimiento muchos serán salvados». Anotaciones personales de la joven, así como conversaciones con ella durante aquellos años parecen demostrar que la joven Anneliese pensaba esto mismo y aceptó este destino.
— ¿Y la Conferencia Episcopal Alemana? Antes dijiste que tras la sentencia condenatoria dictaminó que no hubo posesión diabólica.
— Eso fue lo que ocurrió. ¿Fue acertada esta declaración cuando inicialmente un obispo tras dos años de análisis dio el permiso para realizar los rituales de exorcismo? El obispado de Würzburg fue acusado del desarrollo final de los acontecimientos, ya que autorizó las sesiones de exorcismo. La Conferencia Episcopal Alemana, intentando evitar daños mayores, y posiblemente presionada por los acontecimientos, declaró que no hubo posesión diabólica. Indiquemos que las Conferencias Episcopales no son órganos que estén por encima de ningún obispo, quien en último término es en quien reside la capacidad de exorcizar y por lo tanto de conferir según del Derecho Canónico la licencia para realizar este ritual. Lo que ocurrió es que la reunión de obispos, la Conferencia Episcopal, se pronunció votando ante lo sucedido, pero recordemos, ese voto no puede anular la inicial declaración de licencia y posibilidad de necesidad de exorcismo que se dio por el obispo de Würzburg.
A partir de este momento, de estos años, y dentro del clima habitual también entre los católicos europeos de no creer en el Diablo, y por lo tanto en su capacidad de actuación, sobre todo en Centroeuropa, Alemania incluida, por supuesto, se creó un estado de silencio oficial ante todo lo relacionado con los exorcismos en este país. No obstante, y sin que sea algo conocido, en Alemania han seguido presentándose peticiones por parte de afectados y profesionales de la psiquiatría de la necesidad de realizar exorcismos, cuando la medicina no logra nada, como así queda perfectamente reflejado en la terapia y los fenómenos extraordinarios que le acompañan, los cuales parecen apuntar a la presencia de algo muy distinto a un desarreglo mental.
— Así que en Alemania siguen produciéndose casos de posesiones, o posibles posesiones y que los médicos no consiguen resolver, ¿no? ¿Y de cuántos casos estamos hablando?
— Estamos hablando de varios centenares al año en Alemania. No obstante, como es natural, apenas sólo una pequeña cantidad de casos reciben aprobación del obispo del lugar. La Iglesia alemana, ya digo, no da a conocer el número de exorcistas en sus diócesis, ni los nombres en casi ningún caso. Como el sacerdote alemán Jörg Müller, experto en psicopatologías dice, «sólo el 10% de los casos que acaban llegándome no tienen una explicación terrenal. No podemos demostrar que su causa sea el Diablo, pero tampoco lo podemos descartar».
— Verdaderamente impresionante, ¿no crees?
— Así es. Si te parece nos vamos a despedir con unas palabras del sacerdote Ernst Alt, exorcista de Anneliese, quien apunta: «Hay dos temas que quedan totalmente claros para todos aquellos que vivimos aquellos dramáticos acontecimientos, y que el director de la película ha intentado captar: El primero de ellos es la tentación de la criaturas de ser como Dios. Esto es lo que Satán ha querido siempre, y en mayor o menor grado es lo que todos deseamos cuando pecamos. La otra realidad es la acción redentora de Dios en su Hijo Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre, una realidad redentora que reside en la Iglesia Católica, en sus sacramentos y en la obra salvífica de la Iglesia».
Vicente Jara - Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)